lunes, 26 de noviembre de 2012

Gaza: de la última catástrofe a un esperanzado alto el fuego




Gaza: de la última catástrofe a un esperanzado alto el fuego

Richard Falk · · · · ·



25/11/12















Los dobles raseros mediáticos en Occidente sobre la nueva y trágica escalada de violencia israelí dirigida contra Gaza fueron resumidos en un titular de una parcialidad absurda en la primera plana del New York Times: "Cohetes atacan Jerusalén; Israel se prepara para invasión de Gaza". (NYT, 15 de noviembre de 2012). Algo descodificado, el mensaje es el siguiente: Hamás es el agresor, e Israel cuando y si lanza un ataque por tierra contra Gaza tiene que contar con más ataques de cohetes. Es una paráfrasis sorprendentemente orwelliana de la realidad.



La verdadera situación es, por supuesto, todo lo contrario: Es decir que se puede asumir que la población indefensa de Gaza esté terriblemente temerosa de un inminente ataque general israelí, aunque también es verdad, sin minimizar la realidad de una amenaza, que algunos cohetes lanzados desde Gaza cayeron sin causar daños (aunque hay que admitir con implicaciones amenazantes) en los alrededores de Jerusalén y Tel Aviv. Hay una desproporción tan brutal en la capacidad de los dos lados de infligir daños y sufrimiento debido a la total dominación militar israelí como para hacer que sea perversa esa inversión de las preocupaciones por lo que podría ocurrir a la sociedad israelí si el ataque contra Gaza se intensifica.



La confianza de Hamás y de las diversas milicias en Gaza en cohetes indiscriminados, aunque sean totalmente inexactos y generalmente innocuos, es una violación criminal del derecho humanitario internacional, pero la baja cantidad de víctimas causadas y el ínfimo daño causado, tienen que ser evaluados en el contexto general de la masiva violencia infligida a los palestinos. La generalizada percepción no occidental del nuevo ciclo de violencia que involucra a Gaza es que parece ser una repetición de la agresión israelí contra Gaza a fines de 2008, principios de 2009, que ocurrió de la misma manera entre el fin de elecciones presidenciales estadounidenses y elecciones parlamentarias programadas en Israel.



Buscando culpables



Existe la discusión usual sobre dónde colocar la responsabilidad por el acto inicial de este nuevo despliegue de violencia. ¿Son algunos disparos desde Gaza a través de la frontera contra un jeep blindado israelí o fue el asesinato selectivo por un misil israelí de Ahmed Yabari, líder del ala militar de Hamás, unos días después? ¿O algún otro acto por un lado o el otro? ¿O es la continua violencia contra el pueblo de Gaza originada por el bloqueo que ha sido impuesto desde mediados de 2007?



El asesinato de Yabari tuvo lugar unos pocos días después de la negociación gracias a los buenos oficios de Egipto de una tregua informal, y acordada de modo bastante irónico por ningún otro que Yabari actuando por cuenta de Hamás. Matarlo tenía el evidente propósito de realizar una importante provocación, trastornando un esfuerzo cuidadosamente negociado de evitar otra secuencia de ojo por ojo - diente por diente de violencia del tipo que ha tenido lugar periódicamente durante los últimos años.



El asesinato de un personaje político palestino de tan alto perfil como Yabari no es un acto espontáneo. Se basa en vigilancia detallada durante un largo período, y es obviamente planificado con la suficiente antelación en la esperanza de evitar daño colateral, y por lo tanto limitar la publicidad desfavorable. Un asesinato extrajudicial semejante, aunque forma parte integral de la nueva cultura estadounidense de la guerra de drones, sigue siendo una táctica de conflicto ilegal, que niega a dirigentes políticos del adversario, separados del combate, toda oportunidad de defenderse contra acusaciones, e implica el rechazo de toda disposición de buscar una solución pacífica de un conflicto político. Equivale a la imposición de la pena capital sin debido proceso, una negación de los derechos elementales de enfrentar a un acusador.




Dejando de lado las sutilezas legales, la dirigencia israelí sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando rompió la tregua y asesinó a un dirigente tan destacado de Hamás, alguien del que se pensaba generalmente que era superado solo por el primer ministro de Gaza, Ismail Haniya. Ha habido rumores, y amenazas disimuladas durante meses de que el gobierno de Netanyahu planifica un importante ataque contra Gaza, y la oportunidad de los actuales ataques parece coincidir con la dinámica de la política interna israelí, especialmente la práctica tradicional israelí de reforzar la imagen dura de la dirigencia existente en Tel Aviv como medio para inducir a los ciudadanos israelíes a sentirse temerosos, pero protegidos, antes de depositar sus votos.



Sitiados



Por debajo de la horrible violencia, que pone al descubierto la extrema vulnerabilidad de todos los que viven como cautivos en Gaza, una de las comunidades más abarrotadas y empobrecidas del planeta, está una horrenda estructura de abuso humano a la que la comunidad internacional sigue volviendo la espalda, mientras predica en otros sitios la adherencia a la norma de "responsabilidad de proteger" cada vez que le conviene a la OTAN. Más de la mitad de los 1,6 millones de habitantes de Gaza son refugiados que viven en un área total de solo el doble del tamaño de la ciudad de Washington, DC. La población ha sufrido un bloqueo punitivo desde mediados de 2007, que hace intolerable la vida diaria, y Gaza ha sido duramente ocupada desde 1967.



Israel ha tratado de engañar al mundo presentando su narrativa de retirada de buena fe de Gaza en 2005, que fue explotada por militantes palestinos en aquel entonces como una oportunidad de lanzar mortíferos ataques con cohetes. La contra-narrativa, aceptada por la mayoría de los observadores independientes, es que la retirada israelí de tropas y colonias fue poco más que un simple redespliegue a las fronteras de Gaza, con absoluto control sobre lo que entra y lo que sale, manteniendo una temporada de caza para matar a su gusto, sin tener que rendir cuentas y sin consecuencias adversas, respaldada sin cuestionamiento por el gobierno de EE.UU.



Desde el punto de vista del derecho internacional, la supuesta "desconexión" de Gaza de Israel no puso fin a su responsabilidad como Potencia Ocupante según las Convenciones de Ginebra, y por lo tanto su plan maestro de someter a toda la población de Gaza a severas formas de castigo colectivo corresponde a un continuo crimen contra la humanidad, así como a una flagrante violación del Artículo 33 de Ginebra IV. No es sorprendente que tantos que han observado de cerca el sufrimiento de Gaza la hayan descrito como "la mayor prisión al aire libre del mundo".



El gobierno de Netanyahu mantiene una política que se comprende mejor desde la perspectiva del colonialismo mediante asentamientos. Lo que distingue el colonialismo de asentamientos de otras formas de colonialismo es la decisión de los colonialistas de no solo explotar y dominar, sino de apropiarse de las tierras y superponer su propia cultura sobre la de la población indígena. Al respecto, Israel se aprovecha de la división entre Hamás y Fatah, y trata de inducir a los palestinos oprimidos a renunciar a su identidad junto con su lucha de resistencia llegando incluso a exigir a los palestinos en Israel que juren lealtad a Israel como "Estado judío".



En realidad, a diferencia de Cisjordania y Jerusalén Este, Israel no tiene ambiciones territoriales a largo de plazo en Gaza. La solución israelí a corto plazo para su así llamado "problema demográfico" (es decir, sus preocupaciones por el aumento de la población de palestinos en relación con los judíos) podría ser considerablemente facilitada si Egipto absorbiera Gaza, o si Gaza se convirtiera en una entidad permanentemente separada, siempre que pudiera ser desmilitarizada de un modo fiable. Lo que hace que Gaza sea actualmente útil para los israelíes es su capacidad de manejar el nivel de violencia, tanto como distracción de otras preocupaciones (por ejemplo ceder en relación con Irán; la expansión acelerada de las colonias) y como un medio de convencer a su propio pueblo de que siguen existiendo enemigos peligrosos y que deben ser encarados con el puño de hierro del militarismo israelí.



Ninguna paz



En el trasfondo, pero no muy lejos del entendimiento de los observadores, existen dos eventos estrechamente relacionados. El primero es el grado en el cual la continua expansión de las colonias israelíes ha hecho poco realista suponer que un Estado palestino viable llegue a emerger de negociaciones directas. El segundo, subrayado por la reciente fusión de las Fuerzas de Netanyahu y Lieberman, es la medida en la cual el proceso de gobierno israelí ha adoptado indirecta e irreversiblemente la visión de un Gran Israel que incluya todo Jerusalén y la mayor parte de Cisjordania.



El hecho de que los dirigentes mundiales en Occidente sigan repitiendo el mantra de la paz mediante negociaciones directas es una expresión de la más burda incompetencia o de total mala fe. Por lo menos, Washington y los otros que piden la reanudación de negociaciones directas nos deben a todos una explicación de cómo será posible establecer un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, cuando significa el desplazamiento de la mayoría de los 600.000 colonos armados que actualmente son defendidos por el ejército israelíes y presentes en toda Palestina ocupada. Una explicación semejante también tendría qué mostrar por qué se permite que Israel legalice silenciosamente las cerca de 100 colonias "avanzadas" esparcidas por Cisjordania que previamente habían sido ilegales, incluso según la ley israelí. Semejantes acciones hacia la legalización merecen la urgente atención de todos los que siguen proclamando su fe en una solución de dos Estados, pero son ignorados.



Lo que nos hace volver a Gaza y Hamás. Los máximos dirigentes de Hamás han dejado muy claro una y otra vez que están abiertos a una paz permanente con Israel si se realiza una retirada total a las fronteras de 1967 (22% de Palestina histórica) y este acuerdo es apoyado por un referendo de todos los palestinos que viven bajo la ocupación.



Israel, con el respaldo de Washington, adopta la posición de que Hamás es "una organización terrorista" que debe ser permanentemente excluida de los procedimientos diplomáticos, excepto, por supuesto, cuando la negociación sirve los propósitos de Israel. Lo hizo en 2011 cuando negoció el intercambio de prisioneros en el cual varios cientos de palestinos fueron liberados de las prisiones israelíes a cambio del soldado israelí cautivo, Gilad Shalit, o cuando parece conveniente aprovechar la mediación egipcia para obtener altos del fuego temporarios.



Como nos recuerda el celebrado activista israelí por la paz, y ex miembro de la Knéset, Uri Avnery, un alto el fuego en la cultura árabe, hudna en árabe, es considerado como santificado por Alá, ha tendido a ser utilizado y fielmente observado desde el tiempo de las Cruzadas. Avnery también informa que hasta que fue asesinado, Yabari estuvo en contacto con Gershon Baskin de Israel, tratando de explorar posibilidades de un alto el fuego a largo plazo, lo que fue informado a los dirigentes israelíes que, como era de esperar no mostraron ningún interés.



Esperando justicia



Hay otro hecho en esta renovación del conflicto que involucra ataques contra Gaza. Israel insiste a veces en que ya que no es, según sus afirmaciones, un poder ocupante, se encuentra en un estado de guerra con Gaza gobernada por Hamás. Pero si esto fuera considerado como la descripción legal adecuada de la relación entre los dos países, Gaza tendría los derechos de un combatiente, incluida la opción de utilizar la fuerza proporcionada contra objetivos militares israelíes. Como argumentara anteriormente, una descripción legal semejante de la relación entre Israel y Gaza es inaceptable. Gaza sigue siendo ocupada y esencialmente indefensa, e Israel como ocupante no tiene derecho legal o ético de ir a la guerra contra el pueblo y el gobierno de Gaza, que incidentalmente fue elegido en elecciones libres, bajo control internacional, a principios de 2006.



Al contrario, su obligación decisiva como Ocupante es proteger a la población civil de Gaza. Incluso si la cantidad de víctimas en la actual violencia es hasta ahora baja en comparación con la Operación Plomo Fundido, la intensidad de los ataques aéreos y marítimos contra el indefenso pueblo de Gaza, provoca terror en los corazones y las mentes de cada persona que vive en la Franja, una forma de violencia indiscriminada contra el espíritu y la salud mental de todo un pueblo que no puede ser medida en sangre y carne, sino refiriéndose al miedo traumatizante que ha sido generado.



Escuchamos muchas afirmaciones en Occidente en cuanto a una supuesta disminución en la guerra internacional desde el colapso de la Unión Soviética hace veinte años. Semejantes afirmaciones son en cierta medida bienvenidas, pero la gente en Medio Oriente aún no se ha beneficiado de esta tendencia, menos que nada el pueblo de Palestina Ocupada, y especialmente el pueblo de Gaza que sufre del modo más agudo. Este espectáculo de una guerra unilateral en la cual Israel decide cuánta violencia desencadenar, y Gaza espera a ser atacada, disparando salvas de cohetes insignificantes desde el punto de vista militar como gesto de resistencia, representa una violación vergonzosa de los valores de la civilización. Esos cohetes propagan el miedo y causan trauma entre civiles israelíes incluso cuando no alcanzan objetivos, y representan una táctica inaceptable. Pero esa inaceptabilidad tiene que ser vista en el contexto de las tácticas inaceptables de un Israel que tiene todo en su mano en el conflicto.



Es verdaderamente alarmante que ahora incluso la más sagrada de las ciudades, sea amenazada por ataques, pero la continuación de las condiciones opresivas para el pueblo de Gaza, lleva inevitablemente a crecientes niveles de frustración, en efecto, gritos pidiendo ayuda que el mundo ha ignorado por su cuenta y riesgo durante décadas. ¡Son gritos pidiendo ayuda! ¡Darse cuenta no es exagerar! Para obtener una perspectiva basta con leer un reciente Informe de la ONU que concluye que el deterioro de los servicios y las condiciones hará que Gaza sea inhabitable en el año 2020.



Totalmente aparte de los méritos de los motivos de queja de los dos lados, un lado es omnipotente en lo militar y el otro se agazapa atemorizado sin posibilidad de defensa. Una realidad tan grotesca pasa desapercibida por la conciencia del mundo debido al escudo geopolítico detrás del cual Israel recibe luz verde para hacer lo que le dé la gana. Una circunstancia semejante es moralmente insoportable, y debiera ser políticamente inaceptable. Toda persona, gobierno, e institución de buena voluntad tiene que oponerse activamente en todo el globo.



Traducido para www.rebelión.org: Germán Leyen







http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2012/11/2012111874429224963.html







Primeras impresiones, esperanzadas, tras el alto el fuego



Richard Falk



Si el alto el fuego se mantiene, podría significar el fin del bloqueo israelí de la Franja de Gaza, que ha durado ya cinco años, tras la toma del poder por Hamas, después de ganar unas elecciones democráticas (AFP).



El alto el fuego de Gaza, a diferencia del alto el fuego alcanzado después de la Operación Plomo Fundido, hace cuatro años, es un evento que tiene probablemente un significado que va mucho más allá de poner fin a la violencia después de ocho días de ataques asesinos. Es muy posible que se pueda interpretar en el futuro como un punto de inflexión en la larga lucha entre Israel y Palestina.



Muchos han hablado sobre "la niebla de la guerra", pero es mucho menos densa que la "niebla de la negociación de treguas", y en nuestro enrarecido ambiente mediático, los resultados son interpretados de todas las maneras posibles. Los partidarios de cada bando dan su toque personal, permitiendo a todo el mundo proclamar la "victoria". Pero como en las fases violentas del conflicto, conviene distinguir las interpretaciones más persuasivas de las que son menos convincentes. Lo que sigue es un intento de este tipo de aclaración.



Sigue siendo demasiado pronto para decir si el alto el fuego se mantendrá durante mucho tiempo, y si lo hace, si sus disposiciones esenciales se llevarán a cabo de buena fe. En este momento, al principio, las perspectivas no son alentadoras. Israel ya ha recurrido a una violencia excesiva para dispersar a los palestinos que se congregaron en su lado de la frontera de Gaza para celebrar lo que creían que era su nueva libertad para aventurarse cerca de la frontera. Las fuerzas de seguridad israelíes, después de efectuar disparos de advertencia, mataron a un civil palestino e hirieron a otras 20 personas con munición real. La explicación israelí fue que se habían hecho advertencias, y que como no había habido ningún acuerdo de aplicación del alto el fuego, el viejo protocolo de control seguía vigente. Es de destacar que Hamas protestó, pero no hizo ningún movimiento para denunciar el alto el fuego o tomar represalias violentas. Pero la situación sigue siendo tensa y frágil.



Factores del alto el fuego



Dejando a un lado la precariedad de la situación actual y las incertidumbres que la acompañan, todavía puede ser útil analizar el proceso por el que se ha llegado al alto el fuego, ver que luz arroja sobre la cambiante dinámica del conflicto, incluidos los cambios subyacentes en los equilibrios miliares regionales y globales.



En primer lugar, el papel y la actitud de los gobiernos árabes fue mucho más pro activa que en los últimos interludios de la intensificación de la violencia entre Israel / Palestina. Durante los ataques que acaban de concluir, varios importantes ministros de asuntos exteriores de la región visitaron Gaza y fueron recibidos por las autoridades de la Administración de Hamas, socavando así el viejo esfuerzo israelí de aislar a Hamas y excluirlo de los ámbitos diplomáticos. Egipto desempeñó el papel decisivo en la negociación del acuerdo, a pesar de la pertenencia a los Hermanos Musulmanes de sus líderes. Mohamed Morsi, el presidente egipcio, emerge como la figura diplomática clave , ampliamente elogiado por Occidente por su "pragmatismo", lo que puede entenderse como su capacidad para abordar las preocupaciones de ambas partes sin verde influido por su propia posición pro-palestina. De hecho, la negociación de este acuerdo invierte lo que los estadounidenses han puesto sobre la mesa en negociaciones anteriores, una pretensión de equilibrio, un realismo de las partes.



En segundo lugar, el texto del acuerdo, reconoció implícitamente a Hamás como la autoridad gobernante en Gaza, y por lo tanto le da, al menos temporalmente, un estatus mucho mayor entre los palestinos, regional e internacionalmente. Su pretensión de ser el representante legítimo del pueblo palestino se ha convertido en verosímil, lo que hace a Hamas un actor político al que se saca del gélido limbo terrorista. Aunque Hamas sigue siendo formalmente una "organización terrorista" para Israel, Estados Unidos y Europa. Durante todo este reciente esfuerzo febril para llegar a un alto el fuego en el conflicto, Hamas ha sido tratado como "un actor político" con autoridad soberana para hablar en nombre de los habitantes de Gaza. Ello implica un cambio potencial en función de si se hace un esfuerzo para aprovechar el impulso logrado o se vuelve a la fútil política de Israel / EE UU de excluir a Hamas de la vía diplomática, insistiendo en que solo se le puede tratar como una organización terrorista. Paralelamente, la Autoridad Palestina, y su líder, Mahmud Abbas, han sido marginados torpemente, puenteados, y se les hace aparecer como algo irrelevante en esta última ordalía del pueblo palestino.



En tercer lugar, Israel aceptó como condiciones integrales del alto el fuego dos cláusulas de obligaciones con el pueblo de Gaza que nunca hubiera aceptado antes de lanzar su operación "Pilar defensivo": (1) No lanzar "incursiones y ataques contra personas" y (2) reunirse para organizar la "apertura de los pasos fronterizos y facilitar el movimiento de personas, la circulación de bienes, y abstenerse de restringir el libre movimiento de los residentes, y atacar a residentes en las zonas fronterizas". Si Israel lo aplica, significa el fin de los asesinatos selectivos y el levantamiento del bloqueo que ha atormentado a Gaza durante más de cinco años. Estas son las principales concesiones políticas israelíes. La aceptación política por parte de Tel Aviv de la prohibición de asesinatos selectivos, si se respeta, supone renunciar a una táctica favorita de los gobiernos israelíes desde hace muchos años que, a pesar de considerase ilegal en general, Israel sigue practicando con impunidad. De hecho, el evento desencadenante más dramático de la actual crisis fue el asesinato de el 14 de noviembre Ahmed Jabari, un líder político-militar de Hamas, que estaba negociando en ese momento una tregua de la violencia transfronteriza.



En cuarto lugar, el papel de los Estados Unidos, aunque sigue siendo importante, se ha reducido considerablemente por estos factores, especialmente la necesidad de permitir a Egipto desempeñar el papel de árbitro principal. Lo que sugiere una regionalización de la diplomacia que disminuye la importancia y erosiona gravemente la legitimidad de la intervención extrarregional. Es una mala noticia para los israelíes. Turquía, que también se cuenta ahora entre los crítico más duros de Israel, ha desempeñado como Egipto un papel importante en la desactivación de la escalada de la crisis. Existe una diferencia reveladora entre la insistencia de EE UU a lo largo de todo el conflicto de que el uso de la fuerza por parte de Israel estaba plenamente justificada, porque cada país tiene derecho a defenderse, y el texto del alto el fuego que establece limites para ambas partes a la violencia en el futuro. Después del alto el fuego, los Estados Unidos deben escoger de una vez por todas: o continuar con su papel como facilitador incondicional de Israel o adoptar un enfoque más "pragmático" en el conflicto a la Morsi. Si sigue siendo ante todo un facilitador, su papel diplomático es probable que disminuya rápidamente, pero si adopta un enfoque equilibrado, todavía puede recuperar la iniciativa para un verdadero proceso de paz que tenga en cuenta los derechos de ambas partes a la luz del derecho internacional . Para que sea creíble esta nueva orientación, el presidente Obama tendría que hacer un importante discurso al pueblo estadounidense en el que explicase por qué es necesario elegir entre el partidismo y la diplomacia en la remodelación de su futura relación con el conflicto. Dicho cambio, lleno de sensatez, sería esencial no solo para la política exterior de Estados Unidos, sino también para la estabilidad de la región, pero es muy poco probable que tenga lugar. No hay nada en el curriculum vitae de Obama que sugiera una voluntad de dirigirse directamente al pueblo para puentear la disfuncional perspectiva del Congreso de los EE UU.



En quinto lugar, Naciones Unidas ha aparecido como algo casi irrelevante, a pesar de la presencia en la región del Secretario General en la última fase de la negociación diplomática. Ban Ki Moon no ayudó a mejorar las cosas haciéndose eco de las preocupaciones de Washington, llamando la atención casi exclusivamente sobre el derecho de autodefensa israelí. La ONU podría proporcionar un ambiente más neutrales para l negociaciones futuras si se distanciase de la geopolítica occidental. Para ello sería necesario que se retirarse del Cuarteto, y se comprometiera con una paz justa y sostenible para ambos pueblos. Al igual que Estados Unidos, es muy poco probable que la ONU adopte esta orientación, al menos no sin permiso de Washington. Al igual que Obama, no hay nada en el historial de Ban Ki Moon como Secretario General que sugiera la voluntad y la capacidad de actuar con independencia cuando los riesgos son altos.



En sexto lugar, la consecuencia inmediatamente del cese el fuego fue un llamamiento popular en Gaza a la unidad palestina, simbolizada por la presencia de las banderas de la Autoridad Palestina, Hamas, la Jihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina, izadas en armoniosa convivencia. Como el New York Times comentó "un arco iris que no se había presenciado en años". Si la unidad palestina se mantiene, y se convierte en una realidad práctica, incluidas elecciones en toda la Palestina ocupada, puede resultar que el alto el fuego sea más que una tensa tregua temporal, un nuevo comienzo en la larga marcha por que se haga justicia a Palestina.



Derrota para Israel



Con todo, el resultado de la Operación Pilar defensivo fue una derrota rotunda para Israel en al menos tres aspectos: a pesar de los bombardeos contra Gaza durante ocho días y la amenaza de una invasión por tierra, Hamas no cedió a las demandas israelíes de alto el fuego unilateral, la capacidad militar de los cohetes de Gaza ha sido mucho mayor a la hora de producir daños en todo Israel, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, lo que sugiere que su capacidad destructiva será aun mayor en caso de nuevo conflicto, y la política de Israel de promover a la Autoridad Palestina como el único representante legítimo del pueblo palestino, mientras se niega a negociar con Hamas, ha sufrido un duro golpe, tal vez fatal.







Las autoridades israelíes han dado a este ataque contra Gaza un frío sesgo. Descaradamente se describe como "un juego de guerra", diseñado para ensayar un ataque inminente contra Irán. En palabras del embajador de Israel en Estados Unidos, Michael Oren, "Israel no se enfrentaba a Gaza, sino a Irán". Teniendo en cuenta que por lo menos 160 habitantes de Gaza resultaron muertos, 1.000 heridos, y muchos más traumatizados, es un sorprendente reconocimiento de la intención de cometer crímenes contra la humanidad. Hay que pedir al menos al Consejo de Derechos Humanos el nombramiento de una misión de investigación para evaluar las denuncias de delitos cometidos durante el ataque militar. La situación exige un informe Goldstone 2, pero esta vez con voluntad política de seguir adelante, cuando se conozcan sus conclusiones incriminatorias.



Estos avances se verán afectados por la incertidumbre generalizada que hace que el alto el fuego sea probablemente una breve tregua en lugar de un giro definitivo de la violencia a la diplomacia. ¿Respetarán las partes el alto el fuego? Israel a menudo ha asumido compromisos internacionales que fueron completamente abandonados más tarde, como fue el caso del desmantelamiento de los numerosos "puestos de avanzada" (es decir, "asentamientos" ilegales incluso para la ley israelí) o en relación con el compromiso de resolver en cinco años el "estatuto final" de numerosos temas recogido en los Acuerdos de Oslo.



No es nada alentador que las autoridades israelíes ya estén cínicamente diciendo a los medios de comunicación que nada han acordado "más allá del cese inmediato de las hostilidades". Los compromisos del texto se minimiza así, tratándolos como "temas de conversación" en lugar de compromisos acordados a los que solo falta mecanismos de implementación. Si Israel se niega a terminar con los asesinatos selectivos y no pone de buena fe fin al bloqueo, no será sorprendente que los cohetes vuelen de nuevo.



Hacia un Estado palestino



La Autoridad Palestina se dispone a recuperar parte del terreno perdido con la búsqueda del reconocimiento de la Asamblea General de la ONU de su estatus como "estado no miembro" el próximo 29 de noviembre de 2013, una maniobra diplomática a la que se oponen con todas sus fuerzas Tel Aviv y Washington. Probablemente sea demasiado esperar que esa oposición se ablande. Cualquier reclamación de un Estado palestino, aunque sólo sea simbólica, parece amenazar profundamente la postura de Israel de solo aceptar la creación negociada de un Estado palestino en abstracto mientras hace todo lo posible para frustrar los esfuerzos palestinos.



Tales especulaciones debe estar condicionada por la comprensión de que, mientras el reloj sigue avanzando, la solución de consenso internacional del conflicto, una Palestina independiente soberano, se escapa de la esfera de lo posible. La situación de ocupación prolongada ha alterado la demografía y las expectativas de los israelíes. Con nada menos que 600.000 colonos ilegales en Cisjordania y Jerusalén, ningún gobierno israelí sobreviviría previsiblemente si aceptase la menor exigencia de que un pequeño porcentaje de colonos vuelva a Israel. Del lado palestino, ningún arreglo sería sostenible sin que se revierta este proceso de colonización. Mientras campe a sus anchas este gigantesco gorila, lograr una paz genuina basada en el consenso internacional de dos estados para dos pueblos parece un ejercicio de optimismo sin sentido.



Al mismo tiempo, la historia nos ha demostrado una y otra vez que lo "imposible" pasa, "imposible" en el sentido de que observadores informados lo rechazaron como "posible". Sucedió cuando el colonialismo europeo fue derrotado, y de nuevo cuando el imperio soviético de pronto se desintegró interna y externamente, y luego, cuando el régimen del apartheid fue eliminado. El destino de los palestinos parece seguir atrapado por este desahucio imaginario y, sin embargo, hemos aprendido de la historia que las luchas de los pueblos oprimidos en ocasiones pueden lograr lo imposible de prever. Es quizás posible que esta última exhibición de firmeza palestina frente a la operación israelí, junto con una mayor democratización ciudadana en los países vecinos de Israel, de lugar a una secuencia de eventos que cambie el equilibrio de poderes regional y mundial lo suficiente como para dar por fin una oportunidad a la paz.



Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster



Richard Falk es profesor emérito de derecho Internacional de la Universidad de Princeton. Desde 2009 es el Relator Especial de Naciones Unidas sobre los derechos humanos palestinos, aunque el gobierno israelí no le ha permitido entrar en los territorios Ocupados.







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