sábado, 5 de noviembre de 2011

¿ SERÁN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES FUNDACIONALES ?

¿ SERÁN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES FUNDACIONALES ? .

Manuel Monereo de Socialismo 21
"El enemigo no es otro que la oligarquía económica y financiera, que ha cooptado a la clase política"

" Hay que construir una fuerza democrático-popular capaz de ganar a las mayorías sociales desde una propuesta clara que sitúe el poder ciudadano en su centro y la República en el horizonte de lo posible: Para ello es necesario propiciar una ruptura democrática con las instituciones y «los poderes salvajes» que nos gobiernan"


Dudé mucho antes de escribir este artículo. Lo que pensaba decir podría ser usado para justificar el voto útil —en verdad, el más inútil de todos— hacia el PSOE y había decidido, una vez más, callar lo que pensaba. Eso hasta el domingo pasado cuando leí el articulo de César Molina en El País.


La verdad en él no habían demasiadas sorpresas , quizás la claridad y hasta la desfachatez con se defendían las políticas de ajuste social y salarial en el marco de, por decirlo con precisión ,de una mutación, una ruptura con los fundamentos del régimen constitucional imperante en España.

Desde hace tiempo he venido sosteniendo: (a) Que vivimos a nivel global un efectivo Estado de Excepción decretado por la plutocracia dominante ; (b) que las características de dicho Estado de Excepción son la suspensión del derecho y el predominio de los poderes de hecho, de los «poderes salvajes»; (c) que este dato de la realidad ha estado precedido por un conjunto de cambios jurídicos y políticos que han ido construyendo «una nueva constitución material» que ahora emerge para convertirse de facto en la «constitución real» del país. La Unión Europea ha sido el motor y el fundamento de esos cambios y el crecimiento financiero-inmobiliario el marco que lo ha posibilitado; (d) que se esta produciendo una aceleración enorme en el vaciamiento del Estado Social y con ello un ataque sin precedentes a los derechos sociales que con tantos esfuerzos y luchas hemos conquistado la ciudadanía en condiciones nada fáciles.
El termino «elecciones fundacionales» se usó mucho en los noventa para describir un tipo de elecciones que aceleran la descomposición de un régimen e iniciaban y/o impulsaban la transición hacia un nuevo sistema político.


Lo que quiero argumentar es que, a mi juicio, las próximas elecciones serán fundacionales en un sentido preciso: aceleraran el proceso de transición a un nuevo Régimen político, sin proceso constituyente, y manteniendo formalmente la Constitución de 1978, práctica habitual, por lo demás desde hace años, consentida por la clase política dominante y legitimada por el Tribunal Constitucional.


Pero volvamos al artículo de Molinas. Como dije antes, no hay demasiadas novedades. La idea fuerte: el capitalismo en crisis es incompatible con el marco de derechos (la «constitución del trabajo») sociales y sindicales vigentes desde los «Pactos de la Moncloa» y que las respuestas neoliberales a la crisis exigen un cambio jurídico y político de grandes dimensiones, que implican una refundación del Régimen. Hasta aquí nada que no sepamos, quizás es el cinismo lo que más sorprende.


No se oculta que el problema más grave sigue estando en la banca y que esta vive una crisis de solvencia (no de liquidez) con activos sobrevalorados, que exigen capitalizar urgentemente y, claro está, pagarlos las españolitas y españolitos, esto aunque, así es la vida, desde el capital se incremente (válgame Dios) la deuda pública.

Cinco desafíos
Se podría decir muchas más cosas pero creo que esto es lo sustancial. Escritos como este ponen de manifiesto que hay un proyecto consistente de la derecha, una hoja de ruta clara, para después de las elecciones, cuando gane el PP. El PSOE ha cumplido con el papel de hacerle el trabajo sucio a la derecha, dividiendo y desmoralizando a la izquierda social y política.

Rubalcaba es tan culpable como Zapatero.
Rubalcaba es en esto tan culpable como Zapatero y seguirían la misma hoja de ruta que la derecha económica y los grupos de poder financiero han venido diseñando desde que se supo la hondura y gravedad de la crisis. Es decir, usar el «chantaje» de los mercados financieros para desmantelar el Estado Social, liquidar los derechos sociales y derrotar a los sindicatos. Los recientes cambios constitucionales son la prueba fehaciente de lo que decimos.

Este es el desafío real de las próximas elecciones. ¿Vamos a estar a las alturas de nuestras responsabilidades? Deberíamos intentarlo y comprometernos de verdad.

¿Que tendríamos que hacer?
Primero, decir la verdad y saberla comunicar, que no es exactamente lo mismo. Lo que está en juego son nuestras libertades reales y nuestros derechos sociales y políticos.

Segundo, hay que identificar y ponerle cara al enemigo. Este no es otro que la oligarquía económica y financiera, que ha cooptado a la clase política y capturado (el botín de Botín) al Estado y lo han puesto a su servicio.

Unidad e ideas claras.
Tercero, unidad e ideas claras. Se ha intentado la unidad y hay que seguir haciéndolo. Estas elecciones deben ser también fundacionales para la izquierda. El objetivo, construir la Tercera Fuerza. No podemos ni debemos conformarnos con ser minoritarios y ahora menos que nunca.


Hay que construir una fuerza democrático-popular capaz de ganar a las mayorías sociales desde una propuesta clara que sitúe el poder ciudadano en su centro y la República en el horizonte de lo posible: Para ello es necesario propiciar una ruptura democrática con las instituciones y «los poderes salvajes» que nos gobiernan.

Cuarto, poder constituyente y voluntad de mayoría debería ser el objetivo de estas elecciones. La clave estará en nuestra capacidad de extender y generalizar el imaginario rebelde existente en nuestras plazas y convertirlo en propuesta política.

Nadie nos salvará sino nos salvamos nosotros mismos. Cuando nos organizamos, tenemos ideas y convicciones somos poder material. Prometer y prometer no servirá de mucho si las gentes no sienten veracidad, radicalismo y credibilidad , es decir, coherencia entre lo que se hace y dice. El cambio, de verdad, es posible, solo si y solo si, cambiamos todos: los partidos, sus dirigentes y la ciudadanía. Hace falta una revolución democrática y plebeya donde los «comunes y corrientes» manden y dirijan el país.

Construir la Tercera Fuerza democrática.
Quinto, en definitiva, tener una estrategia electoral no electoralista, mover pasiones y sentimientos, sin despreciar a las gentes y sus dilemas y practicar una pedagogía política de masas. Combinar las nuevas tecnologías con el contacto directo con la gente. Centenares y centenares de actos y la movilización de todos y todas. Pedir ayuda a las personas decentes y organizar en serio y con verdad a miles de interventores, apoderados para no perder ni un voto. Construir la Tercera Fuerza democrática, popular y de masas se puede hacer también en estas elecciones.


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