viernes, 27 de agosto de 2010

LA HUMANIDAD SE JUEGA SU FUTURO

José Luis Centella

Nos jugamos el futuro de la humanidad


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00:21h. del Viernes, 20 de agosto
El inicio de la actual crisis es a la vez, la manifestación de un conjunto de problemas profundos de la economía real que no se resolvieron al final de los 90 y que, hasta ahora, habían sido tapados durante décadas bajo un crecimiento de la deuda, y también es la expresión de una contracción financiera coyuntural entre economía productiva y economía especulativa de una gravedad desconocida desde la II Guerra Mundial.

Estos últimos años, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de EE UU ha sido el más bajo en comparación con cualquier otro período desde finales de los años 40, el desarrollo económico tampoco ha sido más fuerte de manera significativa en Europa occidental o Japón, para contrarrestar la debilidad de la demanda, los gobiernos, encabezados por el de EE UU, no han encontrado otra solución que comprometer volúmenes cada vez mayores de deuda, en formas cada vez mas variadas, para mantener la economía funcionando.

La economía capitalista muestra ahora sus debilidades o mejor dicho vemos como ahora queda al descubierto el carácter especulativo de la economía, como la banca ha ido dominando la economía productiva para ponerla también a su servicio, y el dinero parece que desaparecer de pronto, ya que los bancos que son sus depositarios vienen al Estado a pedir ayuda ante una crisis que ellos mismos han provocado y el pánico les lleva como hemos dicho a poner en cuestión el propio sistema capitalista del que han venido aprovechándose.

En este marco EEUU ha padecido en los últimos años, además una creciente pérdida de control político en América Latina y otras regiones del mundo, y el grave proble¬ma de un enorme consumo de recurso energéticos (mas del 20% del total mundial), combinado con su escasa producción de ellos (poco mas del 2%).

Desde esta circunstancia el poder imperialista estadounidense intenta recuperar su dominio sobre los recursos naturales del planeta mediante su poderío bélico, y su fuerza mediática a fin de intentar pro¬longar su dominio, y frenar su decadencia, para ello necesita reconquistar zonas de ex¬traordinario valor estratégico y ricas en materias primas.

En el camino de conseguir estos objetivos toma especial importancia el denominado Consejo de Relaciones Ex¬teriores de los EE.UU. (CRE), una organi¬zación con bajo perfil público, pero con mucho poder y sobre todo mu¬chísima efectividad, este CRE está integrado por los máximos directivos de las grandes em¬presas financieras, industriales, comerciales, medios de co¬municación, universidades, centros de investigación, insti¬tuciones armadas, tecnocracia oficial, funcionarios de alto nivel, ex-presidentes y entidades culturales.

Los objetivos imperialistas han sido bien precisados por la CRE:

• Creación de una especie de gobierno privado mundial por encima de los Estados • Erosión sistemática de las estructuras de los estados-na¬ciones. • Colonización socio-cultural por los valores insolidarios e individualistas. • Imposición de un sistema financiero globalizado de ca¬rácter especulativo usurario dirigido por el FMI o el BM. • Alineamiento de la opinión pública mediante una agresi¬va acción desde los medios de comunicación en todo el planeta. • Creación de un clima de tensión permanente mediante la fabricación de enemigos permanentes.

El Consejo de Relaciones Exteriores es un verdadero centro de poder real, situado por encima del poder formal de los Estados, un poder que no se somete a ningún tipo de elecciones u otras formas de control democrático, y basa su dominio en cuestiones fundamentales de la estrategia de dominación estadounidense:

• Un sistema de deuda externa que mantiene un colonialismo económico que obliga a seguir las directrices de políticas económicas que impone el FMI y el BM. • Las “áreas de libre comercio” posibilitan liquidar todos los mercados nacionales y garantizar que la “libre com¬petencia” sirva exclusivamente a los monopolios y oli¬gopolios. • Privatizaciones que permiten absorber a favor de las multinacionales las empresas públicas y los patrimonios naturales de las naciones neocolonizadas y que facilita también el dominio de todo lo social y colectivo para someterlo a los intereses neoliberales. • La guerra “antiterrorista” se convierte en un magnífico instrumento para dominar territorios ricos en gas, petróleo, uranio, agua, opio y ponerlas en manos de las multinacionales • Las desregulaciones de las relaciones laborales absolu¬tiza facilita una mayor explotación del trabajo asalariado y un mayor beneficio por parte del capital.

• La imposición de un sistema financiero especulativo, que multiplica las ganancias bancarias y posibilita apropiarse de grandes estructuras productivas, recursos na¬turales y países enteros, sin necesidad de ocupación militar. • La imposición de una cultura uniforme, empleando los medios masivos de comunicación para alienar a gran parte de la sociedad. • En este marco no se puede descartar la preparación de una nueva guerra mundial, la exten¬sión de la guerra que hay en Palestina, Irak y Afganistán a otros países y regiones (Irán, Colombia, Venezuela…).

Pero las cuentas no le salen al imperialismo y el avance del ALBA contra el ALCA, los cambios positivos en el MERCOSUR, el impulso de Petro-Caribe y Petro-América, el proyecto de gasoducto conti¬nental, la nacionalización de lo hidrocarburos en Bolivia y el reforzamiento de la unidad entre Cuba, Venezuela, Boli¬via y Nicaragua (núcleo duro del proyecto ALBA), los acuerdos energéticos entre Venezuela y Ecuador, y los avances de la lucha popular contra el TLC en ese país, junto al auge de las alternativas progresistas y de las luchas sociales en la región, incluida las crisis en México y en Perú, determinan que EEUU eleve el perfil de sus planes militares y procure involucrar a la OTAN en la región.

Por ello finalmente el componente militar puede imponerse sobre otro tipo de componente en el entramado del gobierno de los EE.UU. y el imperialismo, ante el fracaso de las políticas económicas de dominio, empieza a valorar una respuesta militarista a la crisis del capitalismo de final de siglo XX y principios del XXI, y ha lanzado a la humani¬dad a una crisis de existencia, a una crisis de la civilización humana.

En función de esta posibilidad los EEUU refuerzan su militarismo y de esta forma, el Comando Sur de las Fuerzas Militares de EEUU ha pre¬valecido sobre el Comando Atlántico, asumiendo desde el Sur de México el control y la dirección de las “operaciones” para toda América Latinoamérica y el Caribe, empezando por lo que considera su patio trasero, en Colombia la vertiente militar del Plan Colombia-Ini¬ciativa Andina tienes todas las características de una guerra de baja intensidad, allí se ha reforzado la inteligencia militar del Pentágono, la CIA y otras agencias estadounidenses.

De esta manera el Pentágono amplia en Colombia su dotación de helicóp¬teros y aviones, así como su intervención en los entrena¬mientos, la formación de batallones bajo su dirección y la conducción directa de determinados combates contra la in¬surgencia, para dar el salto hacia el acuerdo que le posibilita instalar siete bases en territorio colombiano, algunas de ellas cerca de las fronteras con Venezuela, al mismo tiempo ha reactivado su IV Flota, imprimiéndole una actitud amenazante a sus maniobras en los mares de la región.

Fuera de Latinoamérica se trata de aumentar la tensión reforzando la maldad de los enemigos del sistema y por eso se recrudece la ofensiva contra Irán acusándolo de pretender borrar del mapa a Israel, de estar empeñado en la producción de armas nucleares, las excusas suben de tono y ni los evidentes fracasos militares en Irak y Afganistán, ni la creciente protesta interna contra la guerra, hace desistir a los halcones de Washington de su determinación de hacer global la guerra.

Surge además otro elemento que el imperialismo necesita controlar, es el extraordinario cre¬cimiento económico de China y la India, crecimiento que si bien, al principio puede ofrecer a las multinacionales grandes beneficios, el capitalismo sabe que este crecimiento choca a largo plazo con sus intereses y puede crear una grave situación en cuanto a carencia de recursos energéti¬cos y otras materias primas en el llamado primer mundo, ya que este necesita apropiarse del petróleo, uranio, agua, carbón del tercer mundo para mantener su nivel de crecimiento.

La realidad es que China esta siendo rodeada de bases militares estadounidenses ubicadas en Corea del Sur, Tayikistán, Kirguizistán, Kazajstán, Pakistán, Indonesia y Filipinas, lo que parece indicar que en estos casos, y también en el de una Rusia que pueda pensar en ser cada vez independiente, los halcones del Pentágono no piensan en guerras directas, sino en la vía de conflictos de India y China con naciones apoyadas por ellos.

Nada de racionalidad hay que esperar los intereses económico-militares, con una moneda pierde fuerza como patrón mundial, unas fuerzas militares, a pesar de su poderío no alcanzan para enfrentar las resisten¬cias en Irak o Afganistán y sobre todo una economía y una sociedad afectada por una crisis que no encuentra solución con medidas parciales, por lo que la respuesta a la crisis del gran capital puede dar un salto hacia otra crisis de dimensiones mas graves, una crisis civilizatoria que apunta hacia una salida de mas dominación del poder real que implante la dictadura del Capital como forma de dominio total del planeta sin control alguno.

Por ello no se puede descartar que en la actualidad la guerra global sea parte de la esencia misma de un imperialismo cada vez mas militarizado, ya que el complejo militar industrial y empresas anexas lo necesitan: General Electric, General Motors, Ford, Jersey Estándar, Royal Duch Shell, Chrysler, Unilaver, Movil Oil, Bethlehem Stella, Sear, Colgate-Palmolive, Harly Burton,.

Por todo ello cuando los recursos bajo su control, se agotan, hay que inventar nuevas guerras y nuevos pretextos para llevarlas a cabo, siempre pensando en las riquezas que contienen las nuevas zonas a atacar y creyendo que allí le podría resultar mas fácil que donde están fracasando.

Ante esa realidad tiene un especial valor el fortalecimiento de las posiciones revolucionarias en las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela, su pacto de defensa con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, la vuelta del sandinismo al poder en Nicaragua, la consolidación de los procesos de transformación social en Bolivia, Ecuador, etc., pero sobre todo es necesaria una respuesta, coordinada desde todas las organizaciones sociales, sindicales y políticas del planeta que planteen desenmascarar esta escalada de tensión prebélica, es necesario hacer un llamamiento a la defensa de una paz que permita a los pueblos alcanzar un desarrollo que parta, de poner los recursos naturales del planeta al servicio de la mayoría de las personas y que busque utilizar los avances de todo tipo, médicos, tecnológicos,... en la mejora de la calidad de vida de los seres humanos en su conjunto y no en el enriquecimiento de unos pocos.

Es el momento de hacer realidad estos planteamientos que mueven a tantas personas en todo el mundo y movilizar todos los recursos a nuestro alcance para generar un movimiento mundial que desde las organizaciones de base, de una forma muy abierta y participativa incluya en todos los encuentros regionales o mundiales un punto del orden del día con este tema: Acciones para consolidar un movimiento mundial en defensa de la paz y contra el militarismo, por la transformación de los presupuestos militares en gasto sociales.

Es el momento de situar al presidente de los EE.UU. ante su responsabilidad de evitar la mayor catástrofe de la historia de la humanidad y plantearle que se comprometa para que las NN.UU. y otros organismos internacionales asuman un papel en defensa de la paz por encima de las presiones imperialistas porque no es una exageración afirmar que nos estamos jugando el futuro de la humanidad, al menos tal y como la conocemos en la actualidad.

José L. Centella, secretario general del PCE

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